Le dictamos a la Seño

Dictar a otro es un quehacer del escritor. Practicarlo permite apropiarse de él y elaborar criterios acerca del uso del sistema de escritura. Cuando los niños dictan al maestro un texto que componen oralmente participan de una situación en la que el docente muestra en qué consiste un acto de escritura: hace explícitos el propósito y el destinatario, propone planificar antes de comenzar, relee para controlar lo que se ha escrito, toma decisiones respecto de cuántas marcas poner, cuáles y en qué orden. Los alumnos presencian el registro que el adulto hace del texto que ellos dictan; esta participación les permite construir criterios válidos para nuestro sistema de escritura. (Diseño Curricular, Prácticas del Lenguaje, pág. 399)


Caperucita en moto

Había una vez una nena muy chistosa y muy fashion que usaba una gorra negra de jean, usaba aparatos y anteojos y el pelo suelto. Se llamaba Cleo.
Un día tuvo que ir a Japón porque tenía el cumple de su mejor amiga Flor.
Fue al garage a buscar su moto negra, con calaveras blancas y fuego rojo y amarillo. La moto era muy especial, irrompible y mágica, se podía transformar en un barco o en un avión, hasta se podía enfrentar a monstruos marinos feroces.
En el camino se encontró con un dragón invencible de mil cabezas, le cortabas una y le crecían dos (el lobo lo mandó en su reemplazo porque estaba enfermo).
Apareció Ulises y le dio un vino que lo emborrachó y el dragón se desmayó.
Cleo le agradeció a Ulises porque le salvó la vida. Le preguntó:-¿Querés venir a una fiesta?. Ulises dijo que sí.
Se fueron a la fiesta y todos le pedían autógrafos a Ulises. Flor dijo:-Este fue el mejor el mejor cumpleaños que tuve, je je je!

Los chicos se imaginaron así la historia...